Como cada 1 de agosto, este viernes se celebra el Día de la Pachamama o Madre Tierra, día en que muchas comunidades andinas se reúnen para agradecerle por todo lo que brinda: alimento sano, territorio y buen vivir. Además, se aprovecha para pedirle protección, sabiduría y fortaleza.
Cerca del equinoccio de primavera, la tierra está reponiendo las energías y revitalizándose para poder brindar los frutos necesarios para sobrevivir. Por eso, desde el norte hacia la parte meridional de Sudamérica, el centro de Chile y de Argentina, atravesando la Cordillera de los Andes realizan una ceremonia donde se corpacha (da de comer) a la Pacha.
Los rituales que se transmiten de generación en generación varían según la región y la comunidad, pero todos comparten un mismo propósito: honrar a la Tierra y renovar el vínculo espiritual con ella. El gesto más común y simbólico consiste en cavar un pozo en el suelo, que representa la boca de la Madre Tierra. Bajo la custodia de los guardianes de los cuatro puntos cardinales y los cuatro elementos, se depositan alimentos y bebidas. Por esto, cada invitación a la actividad pide llevar ese tipo de ofrendas.
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