Con la mira puesta en el calendario electoral, el Gobierno nacional decidió aplazar el tratamiento de las reformas laboral e impositiva hasta después de las elecciones legislativas de medio término. La jugada responde a una evaluación política: en la Casa Rosada creen que a partir de diciembre tendrán una representación más sólida tanto en Diputados como en el Senado, lo que permitiría avanzar con iniciativas de fondo que hoy no tienen garantías de aprobación.
“El escenario va a cambiar y nuestra posición también”, afirman cerca del presidente Javier Milei. La experiencia reciente —como el traspié en el Senado con la ley de jubilaciones— dejó al descubierto los límites de un Congreso adverso y la necesidad de consolidar alianzas para proyectos de alto impacto.
Aunque los textos de reforma no se presentarán por ahora, la maquinaria ya está en marcha. En particular, el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, que dirige Federico Sturzenegger, viene trabajando en las modificaciones al régimen laboral. La intención es llegar a diciembre con propuestas cerradas y listas para el debate parlamentario.
Uno de los espacios donde se cocina esa agenda es el Consejo de Mayo, el foro multisectorial impulsado por el oficialismo, que se activó a fines de junio. Allí, aunque se abordan distintos temas, las cuestiones laborales son prioridad. Una nueva reunión del grupo está prevista para el próximo lunes.
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