Este jueves por la tarde los trabajadores del Hospital Garrahan volvieron a movilizarse para denunciar el vaciamiento del principal centro pediátrico del país. La convocatoria, que partió desde Callao y Corrientes en la Ciudad de Buenos Aires, culminó en el Obelisco.
Con velas, linternas y carteles en alto, una multitudinaria caminata luminosa se movilizó en defensa de la salud pública.
La crisis está lejos de resolverse. En los pasillos del hospital escasean insumos y abunda la angustia. Los salarios están por debajo de la canasta básica, y buena parte del personal continúa precarizado. Muchos profesionales migran, cansados de la pérdida del poder adquisitivo y de lidiar con la desidia oficial. Duele más aún porque el Garrahan no es cualquier hospital: es un referente en pediatría a nivel latinoamericano. Pero para este Gobierno, la salud no parece ser una prioridad.
Mientras tanto, el compromiso no afloja. Incluso durante la última jornada de protesta, se realizaron trasplantes y neurocirugías en simultáneo. “La salud de miles de niños está en juego”, recordaron desde la organización, que insiste en visibilizar el deterioro de un sistema que se sostiene a pulmón.
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