Esa pila de vasos descartables que quedó después del último cumpleaños puede tener una segunda vida más allá del basurero.
Con un poco de imaginación y materiales básicos, estos elementos aparentemente insignificantes se transforman en soluciones prácticas para organizar espacios y reducir residuos en el hogar.
Una de las alternativas más funcionales consiste en crear organizadores modulares. Lavados y secados correctamente, los vasos pueden convertirse en prácticos contenedores para lápices, pinceles o utensilios de cocina.
El proceso es simple: se recorta la base si se desea menos profundidad, se decoran con pintura acrílica o papeles estampados, y se unen con silicona caliente formando estructuras verticales. Estos organizadores resultan ideales para espacios reducidos, donde cada centímetro cuenta.
« — Para ver la nota completa, ingrese a la url de la nota — »