
Mientras una ciudad rusa enfrentaba el caos tras un terremoto de magnitud 8.8 en la escala de Richter, un video grabado en tiempo real dentro de un quirófano mostró una escena que trascendió fronteras: un equipo médico decidió continuar con una operación a pesar del temblor, priorizando la vida del paciente sobre su propia seguridad.
El sismo, uno de los más intensos registrados en la región, activó alertas de tsunami en todo el Pacífico y causó inundaciones en zonas como Kamchatka.
Mientras la población corría a refugiarse, dentro del hospital, el suelo tembló, las lámparas oscilaron y los instrumentos quirúrgicos vibraron. A pesar del peligro, no hubo gritos ni evacuación.
Un acto de profesionalismo y vocación
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