Las estafas virtuales se multiplican y el phishing continúa siendo la modalidad más utilizada por los ciberdelincuentes en Argentina.
Con apenas un correo electrónico, un mensaje de texto o un WhatsApp, los atacantes buscan que la víctima entregue sus datos personales sin sospechar que detrás de la pantalla se esconde un fraude.
El mecanismo es tan sencillo como efectivo. Una vez que los delincuentes obtienen claves, usuarios y códigos de verificación, ingresan al homebanking real y vacían las cuentas en cuestión de minutos.
El problema no se limita a pérdidas económicas: la información sustraída también puede usarse para abrir cuentas falsas, pedir préstamos o cometer otros delitos.
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