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En una histórica misión, la sonda estadounidense Osiris-Rex de la NASA recogió, el martes último, muestras del asteroide Bennu, ubicado 320 millones de kilómetros de la Tierra para traerlas en 2024.
Días después, los científicos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) confirmaron que la arriesgada misión fue un éxito y Osiris-Rex pudo tomar suficiente material como para no tener que volver a hacerlo en otro intento. Pero de repente comenzaron los problemas, ya que los científicos indicaron que el compartimiento de muestras de la nave no logró cerrarse, y las preciosas partículas recogidas se están escapando al espacio.
El científico líder de la misión, Dante Lauretta, de la Universidad de Arizona, precisó que la operación del martes recolectó mucho más material de polvo y grava que el esperado. “El contenedor de muestras al final del brazo robótico de la sonda penetró tan profundamente en la superficie del asteroide y con tal fuerza que fragmentos de roca quedaron trabados alrededor del borde de la tapa. Somos víctimas de nuestro propio éxito”, explicó Lauretta en una conferencia de prensa.
“Creemos que estamos perdiendo una pequeña fracción de los materiales, y es más de lo que yo querría, estoy bastante preocupado desde que vi las imágenes. Lo más prudente es almacenarlo con el mayor cuidado posible para minimizar cualquier futura pérdida”, agregó Lauretta, que vio como una nube de partículas de asteroide rodeaba la sonda cuando ésta se alejaba de Bennu. Según detallan los expertos, no hay nada que los controladores de vuelo puedan hacer para limpiar las obstrucciones y evitar que escapen más fragmentos de Bennu, así que el equipo tratará de colocar el contenedor de muestras dentro de la cápsula de retorno en estos días, —mucho antes de lo planeado originalmente— .
Al ritmo del escape de partículas, los científicos buscan minimizar las pérdidas. “El tiempo es esencial para evitar más pérdidas”, señaló Thomas Zurbuchen, jefe de misiones científicas de la NASA, que ahora busca reducir al mínimo las actividades del aparato y preparar lo más rápido posible el almacenamiento de las muestras en un contenedor en la sonda. La nave habría recolectado unos 400 gramos de fragmentos, mucho más que el mínimo de 60 gramos que se buscaba inicialmente, según el científico. Pero entre 5 a 10 gramos ya fueron observados alrededor del brazo recolector en una nube más o menos cercana debido al entorno de microgravedad que hace que los fragmentos se comporten como fluidos.
Una misión histórica
Orisis-Rex, la primera misión de muestras de asteroide de la NASA, con un costo de más de 800 millones de dólares, busca traer al menos 60 gramos (2 onzas) de muestras. El material, rico en carbono, contiene material primigenio del sistema solar y pudiera ayudar a los científicos a entender mejor cómo se formaron los planetas y cómo se originó la vida en la Tierra. Es la primera vez que la NASA logra que una de sus sondas toque tierra en un asteroide. Lo hizo tras viajar por el espacio durante más de cuatro años, ya que fue lanzada en septiembre de 2016 desde Cabo Cañaveral.
La nave llegó a Bennu el 3 de diciembre de 2018 y empezó a orbitar el asteroide el 31 de ese mismo mes. Después de aterrizar, Osiris-Rex utilizó su brazo robótico para arrojar nitrógeno comprimido sobre la superficie de Bennu a fin de levantar polvo y grava que la sonda luego recogió. El brazo de muestreo de la nave espacial, llamado Mecanismo de adquisición de muestras Touch-And-Go (TAGSAM), pudo ser visto en un video que distribuyó la NASA del histórico momento. La cabeza redonda al final de TAGSAM es la única parte de Osiris-Rex que entró en contacto con la superficie durante el evento de recolección de muestras.
En el medio de la secuencia de imágenes, el cabezal de muestreo se posiciona para hacer contacto frontal con la superficie del asteroide. Poco después, el cabezal de muestreo impacta en el sitio elegido por los expertos, llamado Nightingale y penetra en el regolito de Bennu. Tras el contacto inicial, la cabeza de TAGSAM parece aplastar algunas de las rocas porosas que se encuentran debajo. Un segundo después, la nave espacial dispara una botella de gas nitrógeno, que moviliza una cantidad sustancial del material del sitio de la muestra que fueron atrapadas por el TAGSAM.
Los datos preliminares muestran que la nave espacial pasó aproximadamente 5 de los 6 segundos de contacto recolectando material de la superficie, y la mayoría de la recolección de muestras ocurrió dentro de los primeros 3 segundos.
Después del contacto con la superficie del asteroide, la nave espacial encendió sus propulsores para alejarse de Bennu. La nave espacial viajaba a 10 centímetros por segundo cuando entró en contacto con el sitio de muestreo Nightingale y luego retrocedió a 40 centímetros de segundo para alejarse rápidamente.
En marzo de 2021, la próxima vez que Bennu se alinee con la Tierra de forma adecuada, la Osiris-Rex emprenderá su vuelta. Su aterrizaje en paracaídas está previsto para el 24 de septiembre de 2024 en el desierto de Utah.
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