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Washington, 11 oct (EFE).- La jueza conservadora Amy Coney Barrett, nominada por el presidente estadounidense, Donald Trump, para el Supremo, abogará por un tribunal “independiente” durante las audiencias para su confirmación ante el Senado.
Según una copia de su discurso de apertura, difundido este domingo por medios locales, Barrett destacará que pese a haber sido nominada para asumir el puesto de la fallecida Ruth Bader Ginsburg, “nadie jamás ocupará” el lugar de la jueza progresista.
La nominada por Trump, que es madre de siete niños, uno de ellos con síndrome de Down y dos adoptados en Haití, defenderá en su intervención del lunes, cuando comenzarán las audiencias para su confirmación, su decisión de no dejar que su carrera legal definiera su identidad y su vida en general, la cual comparará con la función de los tribunales.
“Un principio similar se aplica al papel de los tribunales. Los tribunales tienen la responsabilidad de cumplir el Estado de derecho, que es fundamental para una sociedad libre, pero los tribunales no están diseñados para resolver todos los problemas o corregir todos los errores de nuestra vida pública”, afirma en su presentación.
A juicio de Barrett, “las decisiones de política y los juicios de valor del Gobierno deben ser hechos por los poderes elegidos por el Pueblo y responsables ante él”.
“El público no debe esperar que los tribunales lo hagan y los tribunales no deben intentarlo”, agrega.
Barret, quien destaca que de ser confirmada será la primera madre de niños en edad escolar que servirá en el máximo tribunal o el primer juez del Tribunal de Apelaciones del Séptimo Circuito que llega a esa instancia en 45 años, afirma que cree en el poder de la oración y promete cumplir “fiel e imparcialmente” sus deberes.
“Creo que los estadounidenses de todos los orígenes merecen un Tribunal Supremo independiente que interprete nuestra Constitución y leyes tal como están escritas”, agrega, al considerar que puede servir a Estados Unidos desempeñando ese papel.
Trump confirmó el pasado 26 de septiembre la designación de Barrett para el Tribunal Supremo e instó a la mayoría republicana del Senado a confirmarla en el puesto cuanto antes.
Los demócratas quieren aplazar el proceso hasta después de las elecciones del 3 noviembre, en las que el actual gobernante disputará su reelección con el candidato demócrata, el exvicepresidente Joe Biden.
Barrett, católica y de 48 años, es la antítesis de Ginsburg sobre todo en lo que se refiere al aborto: la fallecida jueza protegió ese derecho a toda costa, mientras que la nueva magistrada se ha posicionado en varias ocasiones a favor de restringir el acceso a ese procedimiento.
Sin embargo, Barrett no ha llegado a decir si se pronunciaría a favor de anular el fallo judicial de 1973 con el que el Tribunal Supremo legalizó en la práctica el aborto en EE.UU.
La muerte de Ginsburg, el pasado 18 de septiembre, ha dejado a la corte con tres jueces progresistas y cinco conservadores.
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