Para muchos, 20 años no es nada, pero para ellos es casi toda una vida -o incluso más-. Apenas comenzaban a transitar el mundo cuando la Selección argentina de básquetbol pergeñaba los dos mayores golpes en la historia de este deporte: vencer a un equipo estadounidense conformado por los NBA y ganar el único oro olímpico que le falta a los cracks norteamericanos.
Para estos cinco pibes, la mayoría de sus recuerdos son posteriores. No pueden evocar vívidamente nada de lo que pasó, pero poco les importa. El legado de la Generación Dorada excedió los límites de lo deportivo y hoy los marca como bandera.
Bautista Lugarini (alero, 19 años, Bahía Basket), Leonardo Lema (alero, 22, Atenas), Franco Baralle (base, 21, Quimsa), Fernando Zurbriggen (base, 23, Obras) y Juan Esteban De la Fuente (escolta, 20, Olímpico) tendrán la posibilidad de debutar esta noche con la casaca de la Selección Mayor. Marco Giordano (base, 20, Regatas) pudo haberlos acompañado, pero dio positivo de COVID-19 y debió quedar fuera de la convocatoria.
Por las Eliminatorias a la Americup 2021, en una doble fecha en el Templo del Rock de Obras, Argentina se medirá con Chile este viernes a las 21.30 y el sábado, a las 22.10, frente a Colombia. Es la tercera fecha del Grupo A, que completa Venezuela, con quien la Selección Mayor jugó la primera doble fecha, con el saldo de un triunfo y una derrota.
Reunidos de forma virtual por Clarín, los chicos recorren sus cortos caminos en el profesionalismo, reflexionan y se ilusionan.
El llamado mágico
-¿Cómo se enteraron de la convocatoria y qué fue lo primero que hicieron?
Lugarini: -Algunos días antes me avisó Alejo Azpilicueta, compañero en Bahía Basket, que su papá había escuchado la lista anticipada en la radio. Yo le dije clarito: “Decime que es verdad porque te mato“. Al final, era cierto. Yo soy muy de no contar nada hasta que se da, y después de 3 horas de que había salido la lista oficial mi familia no decía nada. “O no se enteraron o no me quieren”, pensaba yo, jaja. Así que les escribí para preguntarles y me dijeron: “Sí, sabíamos, pero estábamos esperando que nos contaras vos”. ¡Y mi vieja se enteró antes! Porque Juan (Sebastiá, jefe de equipo) no tenía mi número y la llamó a ella.
Baralle: -Yo me enteré estando en el colectivo con el equipo, así que mis compañeros se enteraron cuando le decía a Juan Sebastiá el talle de zapatillas que usaba y ese tipo de datos. Después le avisé a mi familia, no lo podían creer.
De la Fuente: -A mí me llamó Sebastiá una mañana que tenía libre con el equipo y estaba tomando un cafecito. Le respondí “ah, sí, bueno, bueno”… ¡Como si me citaran todos los días! Un caradura, jaja. Al toque le mandé un mensajito a mi vieja y me respondió con audios, llamadas, FaceTime; estaba más emocionada y feliz que yo.
Leonardo Lema, jugador de Atenas la Liga Nacional de Básquet. Foto La Liga Contenidos
Lema: -Cuando me llamó el Colo (Sebastiá) pensé que me pediría algo burocrático, como el número de pasaporte o ese tipo de cosas que tenés que mandar sí o sí a FIBA. Enseguida les conté a mis viejos y mi mamá se puso a llorar.
Para Zurbriggen, la posibilidad llegó en plena época de parciales (estudia la Licenciatura en Educación Física). “Me tocaron las fechas del 24 y el 27. No estaba con la cabeza al 100% para rendir pero me mandé de canchero. Si bien sabía que tenía chances, vos podés hacer las cosas bien pero es muy difícil llegar acá, por eso también me anoté. Bienvenido sea no haber podido prepararme bien por razones de fuerza mayor”, celebra.
Memorias de gloria olímpica
-Eran muy chiquitos cuando se ganó el oro en Atenas 2004. ¿Cuáles son los primeros recuerdos de Selección que tienen?
Lema: -La del Preolímpico de Mar del Plata 2011. Me acuerdo que con los chicos de mi club en General Pico, La Pampa, organizamos rifas, vendimos pizzas, pollos, de todo para juntar plata e ir a verlos. No me saqué fotos con los jugadores pero sí con Marcos Mata, que estaba viendo el torneo. Jamás se lo conté, me da vergüenza jaja…
De la Fuente: -También mis primeros recuerdos son de esa Selección. En ese sentido siempre digo que tuve mucha suerte. Como Néstor García es mi padrino, pude ir a ver los entrenamientos y Manu Ginóbili me regaló una remera que la tengo hasta hoy.
Juan Esteban De la Fuente fue campeón olímpico en los Juegos de la Juventud en el formato 3×3. Foto Maxi Failla
Zurbriggen: -El equipo del Mundial 2006. Me acuerdo de escuchar por radio con mi profesor de Educación Física el partido contra España, en el que Chapu (Nocioni) erra el último triple. Lo re sufrí. Mi mamá no me dejaba faltar al colegio pero yo intentaba escaparme, ¡buscaba cómplices!
Los chicos son jóvenes pero tienen un interesante recorrido en las canchas de la Liga Nacional. Lema y Baralle (que pasó hace algunos meses a Quimsa), incluso, están curtidos por haber representado al legendario Atenas -como referentes pese a su juventud- en épocas difíciles para el Griego.
“Nos nutrimos mucho de esa situación -asegura Franco-, de pelear el descenso, de ser los líderes por tratarse de los jugadores que más años teníamos en el equipo junto con Mateo (Chiarini, hoy en Instituto). Creo que no desaprovechamos la oportunidad, asumimos la responsabilidad y crecimos un montón”.
Y se permite una broma para su compañero: “Y bueno, lo de Leo es una lástima… Yo pensé que ya me desligaba definitivamente de él y ya lo tengo acá otra vez… Pero honestamente es hermoso poder compartir esta experiencia, la más grande que nos ha tocado en nuestras cortas carreras”.
Franco Baralle con el trofeo de la Champions League que ganó con Quimsa. Foto Prensa Quimsa
Pasadas las risas, Lema -que continúa en el club cordobés- valora este logro en el marco de días aún más dolorosos para todo Atenas tras el fallecimiento del entrenador, Osvaldo Arduh, quien se contagió de COVID-19. “Jamás imaginé algo así. Esperaba que volviera en algunas semanas… Perder a una persona por este virus es durísimo y te hace respetarlo muchísimo más. Venía de tiempos muy difíciles con los resultados, también, y me castigaba mucho a mí mismo, no la pasaba nada bien. Este es un lindo mimo que te da fuerzas para seguir”.
De (y con) cabeza a la ilusión
“Además de ser tal vez una generación más abierta que las anteriores, estamos más acompañados; el deporte evolucionó mucho y cada parte del cuerpo tiene un especialista, incluso para la cabeza”, reflexiona Lugarini, quien recurrió a la psicología hace ya dos años.
“Tuve un 2018 muy duro. Me internaron a principios de año por un codazo en el ojo, me fracturé el tabique al volver y me fracturé el tobillo más tarde. Entonces dije “¿para qué seguir?”, si estaba intentando y no se me daba nada. Estaba medio hinchado los huevos. Pero mi familia y la psicología me ayudaron muchísimo”, relata el de Bahía Basket.
Bautista Lugarini es una de las grandes promesas de la fábrica de talentos de Bahía Basket. Foto La Liga Contenidos.
De la Fuente es uno de los jugadores más enérgicos de la Liga. Tanto que, como reconoce, a veces se pasa de rosca. Pero ese ímpetu se volvió una característica indisimulable en la cancha.
“Se nota mucho en mi juego cuando estoy contento, bien, con energía -afirma el hijo del mítico Esteban-. Uno no tiene la misma energía en cada partido, hay que reconocerlo. Ojalá el día de mañana pueda canalizarlo y responder siempre al 100%, pero por distintas razones uno suele tener altibajos. Hoy por hoy estoy con toda la energía del mundo y eso me juega a favor. De a poco uno se va corrigiendo y sé que voy a encontrar el equilibrio entre la energía y la frescura”.
Zurbriggen asegura que “la élite hoy te exige muchas más cosas para poder jugar. Si querés dar el salto de calidad tenés que hacer mucho más que jugar al básquet, y eso implica curiosidad al extremo porque tenés que tener ganas de aprender cosas nuevas”.
Fernando Zurbriggen (Obras) se recibió de profesor de Educación Física con el promedio más alto del Instituto Obras. Foto La Liga Contenidos.
En definitiva, se trata de jugadores que hacen sus primeras armas en la Selección y que son el futuro de un presente que alguna vez fue futuro y llegó, tal vez más rápido de lo pensado, al subcampeonato mundial en China.
Dice Lema: “Es muy lindo estar juntos, seguir una línea de una camada, contenernos. Tal vez si hubiéramos estado con Facu (Campazzo), Pato (Garino) y todos los monstruos, nos hubiéramos puesto más nerviosos”.
“Obviamente después de que la vara quedara tan alta en 2004, que nadie pensara que se podía lograr algo así y que llegara el subcampeonato, te da margen para soñar con otro logro para esta camada que recién arranca”, dice Baralle, armador que, igualmente, muestra su altruismo: “Con los bases que tenemos, me gustaría verlos muchísimo tiempo más. Yo no me voy a conformar con llegar hasta acá pero mientras disfrutaré ver a Facu, a Nico (Laprovittola) y a Luca (Vildoza) porque, además, te enseñan en cada partido que los ves”.
Zurbriggen destaca eso último que dice su compañero: “La gente que hay en la Selección, empezando por Luis (Scola), te allana el camino. Son facilitadores, te orientan en decisiones clave no sólo en grandes conceptos, sino también pequeños detalles, y eso es fundamental para nuestras carreras”.
Ahí van, los cinco, lanzados al sueño de representar a Argentina en el equipo mayor. Nuevos perseguidores de hazañas que vieron o que les contaron, son presente y son futuro.
El crack ausente
Marco Giordano era número puesto en la convocatoria. Había entrado en la lista de 15 jugadores y se debió quedar afuera porque se contagió de coronavirus (al igual que Tayavek Gallizzi, compañero suyo en Regatas).
Sabe bien, Giordano, lo que es la resiliencia. Venía de reponerse de una lesión de cadera que lo obligó a dos operaciones (artroscopías) consecutivas en 2019 y, luego, el parate obligado para todo el mundo por la pandemia.
Marco Giordano fue figura y oro olímpico en los Juegos de la Juventud 2018. Foto Maxi Failla
“Fue muy duro para mí. Estuve seis meses afuera, una vez que tenía el alta me doblé el tobillo al primer partido y eso me retrasó un poco más y después la cuarentena. Parecía tener todo en contra, uno piensa eso”, reconoce el base, que -como cuentan sus compañeros- trabajó la mente en eso.
“Intenté estar tranquilo, no desviarme ni colapsar mentalmente. Mis viejos me apoyaron muchísimo, me dijeron que fuera tranquilo y trabajé con un psicólogo deportivo que ya me acompañaba desde antes de la lesión. Él me ayudó un montón a no tirar la toalla en los momentos de ansiedad, cuando uno cree que no le sale nada. Yo me frustraba, me sentía un inútil“.
En ese sentido, fue clave la figura de Lucas Victoriano, entrenador de Marco en Regatas, quien le recomendó buscar esa ayuda, y de los kinesiólogos del equipo, que lo pusieron en contacto con el hombre en cuestión: el correntino Marcelo Collinet. “Le debo un montón”, asegura Giordano, que sabe que sólo es cuestión de tiempo que le llegue su revancha y su debut en la Mayor.