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¿será el último Superclásico del Muñeco?

El hombre que cambió la historia de los Superclásicos puede llegar a dirigir su último Superclásico. Es el duelo que marcó un ciclo que lleva más de siete años y que el domingo podría tener su capítulo final si a fin de año Marcelo Gallardo decide no renovar el contrato con el club (el vínculo culmina el 31 de diciembre). Entonces, si esto sucede, el River PlateBoca Juniors de este 3 de octubre de 2021 puede quedar marcado en la historia.

Cuando Gallardo llegó a River a mediados de 2014, Boca no sabía lo que era ser eliminado por su rival de toda la vida en una copa internacional. Cuando Gallardo llegó, para River era un suplicio ir a jugar a la Bombonera más allá de que unos meses antes había ganado en Brandsen 805 con Ramón Díaz, cortando una racha de 10 años sin triunfos en el recinto Xeneize. Cuando Gallardo llegó, todavía estaba latente el “River juega mejor, pero Boca gana los clásicos”. Cuando Gallardo llegó, la única final entre ambos la había ganado Boca.

Pero un día la historia cambió. Y tras ese primer Superclásico (el 5 de octubre de 2014) en que, bajo un diluvio, el Muñeco (con el consejo de Matías Biscay) mandó a Germán Pezzella de “9” para empatar el partido de cabeza o de rebote, llegó el duelo que empezó a modificar la vida de unos y otros. “River jugó a lo Boca” (en referencia a que metió –y puso alguna pierna de más- y casi que no jugó) -se dijo- para llevarse un empate en cero de la Bombonera en la ida de la semifinal de la Copa Sudamericana y vivir una vuelta a pura emoción y adrenalina con el penal que Barovero le atajó a Gigliotti y el gol de Pisculichi.

Gallardo había sufrido como jugador ante Boca: aquí, tras el arañazo a Abbondanzieri en la Libertadores 2004. Foto Luciano Thieberger

Gallardo había sufrido como jugador ante Boca: aquí, tras el arañazo a Abbondanzieri en la Libertadores 2004. Foto Luciano Thieberger

Después, vino el partido áspero de la ida de octavos de final de la Copa Libertadores 2015, con Ponzio y Kranevitter en el doble cinco para ganar por la mínima con un gol de penal y una semana siguiente se produjo el bochorno del gas pimienta en la Bombonera.

Casi tres años después se volvió a jugar una final y esta vez fue de River para levantar un pagaré de 42 años. Y como si eso fuera poco vendría la madre de todas las batallas. Otra final. Pero de la Copa Libertadores. Que empezó en la Bombonera con un 2-2 que River levantó dos veces y dejó casi en silencio al estadio. Y, tras otro bochorno (de piedrazos) en el Monumental, terminó un mes después en ¡Madrid!, con un triunfo de River histórico y eterno.

Menos de un año después, en la semifinal de otra Libertadores, el Muñeco se dio el gusto de eliminar a Boca en la Bombonera una vez más, tras disputarse esa vez sí los 180 minutos de la serie.

Gallardo y la medalla de campeón de la Libertadores 2018: una alegría inigualable. Foto Marcelo Carroll

Gallardo y la medalla de campeón de la Libertadores 2018: una alegría inigualable. Foto Marcelo Carroll

En el medio hubo partidos por los campeonatos locales. Y si bien River no pudo ganar en el Monumental, metió dos triunfos seguidos en la Bombonera, algo que no sucedía desde 1975-76, en tiempos de Angel Labruna DT. El 21 de septiembre del 75 y el 18 de abril del 76, River venció 2-1 y 1-0, respectivamente en La Boca. En medio de esas victorias, el 18 de enero de 1976 nació Gallardo.

El Muñeco, al igual que Angelito, del que el martes se cumplieron 103 años de su natalicio, creció en River y siempre tuvo una obsesión con ganarle a Boca. Cuando el eterno rival está enfrente se transforma. Así, se convirtió en una pesadilla para los de la Ribera.

Y lo sigue siendo, aún sin haberle podido ganar ninguno de los cuatro partidos de este año (tampoco perdió en los 90 minutos, ya que finalizaron en empate) y haber quedado eliminado en dos competencias (la Copa de la Liga Profesional y la Copa Argentina, en los penales). Incluso, en la de la Copa de la Liga, su equipo jugó diezmado, con 15 jugadores menos por un brote de coronavirus y un arquero (Leo Díaz) de Reserva, sin contrato, y así y todo casi produce otra hazaña.

El Muñeco celebra la Supercopa 2018, la primera final que le ganó a Boca. Foto Marcelo Carroll

El Muñeco celebra la Supercopa 2018, la primera final que le ganó a Boca. Foto Marcelo Carroll

En algunos de esos encuentros de este año, quizás Miguel Angel Russo logró lo que otros técnicos no pudieron: doblegar tácticamente al equipo del Muñeco. Ahora, del otro lado está Sebastián Battaglia, que tendrá su primer clásico como técnico de Boca. En tiempos de jugadores, eran el talentoso estratega contra el volante posicional y metedor. ¿Lo sorprenderá Gallardo con alguna estrategia en particular? Durante su ciclo, el entrenador de River acostumbró a meter mano para el Superclásico, ya sea con algún nombre o con variantes posicionales, y empezar a ganar las batallas desde su lugar.

Los números marcan que Gallardo enfrentó a Boca como técnico 23 veces. Que ganó 7, empató 11 y perdió 5. Y que nunca le ganó en el Monumental por torneos locales. Sí lo hizo en competencias internacionales. Pero lo que ganó Gallardo va mucho más de ese frío historial. Lo eliminó cinco veces y le ganó dos finales. Modificó el paradigma. Cambió la historia moderna del partido más importante del fútbol argentino.

Ahora, Gallardo prepara un partido que puede no ser uno más al margen de lo que siempre hay en juego entre los dos eternos rivales. “Ojalá no sea su último Superclásico”, expresó Rodolfo D’Onofrio. Ese es el deseo de todos los hinchas de River.

La última gran alegría de las tantas de Gallardo ante Boca: la semifinal de la Libertadores 2019. Foto Alejandro PAGNI / AFP

La última gran alegría de las tantas de Gallardo ante Boca: la semifinal de la Libertadores 2019. Foto Alejandro PAGNI / AFP

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